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RECORRIENDO LAS CATACUMBAS DE ALCANDOR Entrevista a Carlos Gardini
El Libro de la Tribu es una historia de vampiros sumamente original que sin embargo no traiciona el mito. ¿Cómo lo lograste? Un libro que está en evolución constante. Exacto. El Libro de la Tribu forma una trilogía involuntaria con otras dos novelas mías: El Libro de la Tierra Negra y Vórtice (inédita). Involuntaria, digo, porque son novelas autónomas que no tienen nada en común en cuanto a la trama, la ambientación o los personajes, pero en las tres aparece un libro que se narra a sí mismo. En Tierra Negra es un libro electrónico, en Tribu es un libro mágico. A medida que la novela se desarrolla, el libro que se autoescribe termina coincidiendo con el libro que el lector tiene en sus manos.
El Libro de la Tribu imita una espiral, dando una idea de movimiento continuo. Esta espiral, además, se encuentra en la forma de la ciudad de Alcandor, que fue creada a partir de una magia giratoria. La espiral también refleja el alma de los personajes. Todos terminan por comprender que sus destinos se encuentran íntimamente entrelazados, que en cierto modo cada cual es todos los demás. Cada cual es un acorde de una música mas vasta, una gran ópera. La estructura de la narración intenta coincidir con este movimiento. La ópera, de paso, es un género popular en Alcandor. También escribiste un cuento de vampiros llamado “El baile de las víctimas” ¿Qué similitudes y diferencias tiene con El Libro de la Tribu? El cuento es posterior a la novela y no se relacionan argumentalmente. “El baile de las víctimas” pretende comprimir una novela en el formato de un cuento, compactar la historia de un vampiro que es acosado por la culpa durante siglos. Ambos relatos tienen en común la búsqueda de la redención, así como el conflicto entre los vampiros y la razón. Una parte de “El baile de las víctimas” transcurre en épocas de la Revolución Francesa, después del Terror, cuando los aristócratas organizaban un tipo de baile, le bals de victimes, donde usaban una cinta roja atada al cuello, parodiando las decapitaciones. El baile de las víctimas obsesiona al protagonista. La Diosa Razón, como una guillotina, divide al mundo en luces y sombras. Y los vampiros, logicamente, son criaturas de las sombras. En El Libro de la Tribu hay vampiros que se vuelven racionalistas para convencer a un mundo hostil de que no existen. Irónicamente, empiezan a dudar de sí mismos. Para ellos, la luz de la razón es tan fatal como la luz del sol.
No sé si lo busco deliberadamente, pero las narraciones con relleno me aburren. No hay nada de malo en escribir una novela de mil páginas, salvo cuando pueden reducirse a quinientas. No hace falta contar absolutamente todo. Por mi parte, intento que las palabras tengan cierta electricidad, y eso se pierde si la extensión es excesiva. Yo quiero que el lector tenga en la cabeza una novela de mil páginas, aunque sólo haya leído doscientas.
Para más información sobre El Libro de la Tribu, visite la siguiente página. Para contactar a los responsables de Abismo, escriba a abismo@elaleph.com. Se reciben manuscritos para evaluar su publicación, siempre y cuando se enmarquen dentro del género. |
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