'¿Para qué sirve la sangre, sino para ser
derramada?'
Clive Barker, Lo prohibido
Durante una semana, Buenos Aires fue invadida.
Los vampiros se levantaron de sus féretros, los licántropos salieron de las cavernas. Cuchillo en mano, los asesinos psicópatas huyeron del manicomio. Ejércitos de zombies surgieron de las tumbas. Monstruosos alienígenas bajaron de invisibles naves espaciales. Horribles experimentos científicos escaparon de laboratorios. Los fantasmas volvieron del más allá. Los telépatas volaron cabezas...
Muchos huyeron a grito pelado, sin mirar atrás, corrieron a ocultarse en la seguridad de sus casas y trabajos.
Pero un puñado de personas inteligentes y muy bizarras (nunca mejor usada la expresión: originalmente, bizarro significa valiente) entendió a los invasores, y disfrutó con ellos en su flamante morada: el Complejo Tita Merello.
Desde el 28 de octubre hasta el 3 de noviembre, se llevó a cabo la 5º edición del festival BARS (Buenos Aires Rojo Sangre), dedicado al cine de terror, ciencia-ficción, fantástico y bizarro.
Para alegría de los fanáticos, el evento, que fue creciendo cada año, regresó con agradables sorpresas. Para empezar, esta vez tuvieron a disposición no sólo una sino las tres salas cinematográficas del Tita, cada una con funciones diferentes. La segunda novedad se refiere a la mutación a festival competitivo para largos y cortometrajes. Se presentaron trabajos provenientes de países como Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Italia, Chile... Y Argentina, por supuesto. Muchos fueron realizados en formato digital, como DVcam y miniDV, aprovechando las facilidades económicas del formato video.
Además, el selecto grupo pudo disfrutar de retrospectivas, clásicos, pre-estrenos, ciclos de cine (gentileza del Cineclub La Cripta), y de films que escasa o nula difusión, que difícilmente lleguen a volver a verse por estas pampas.
No, no nos referimos a engendros como Carlitos Saúl, El que escapó como un perro a Chile, sino a las invenciones de los directores argentinos, mayormente jóvenes de una veintena de años. La temática fue tan variada como la calidad y el soporte cinematográfico.
Uno de los largometrajes nacionales más importantes fue Tremendo amanecer.
Dirigida, en formato digital, por Gustavo Postiglione (el mismo de la muy elogiada El asadito), Tremendo... narra las peripecias de un vampiro de aspecto humano que toca covers de The Cure en un pub, va al psiquiatra, y cree haberse reencontrado con un amor de décadas atrás. Vendría a ser una versión con más clichés de la estupenda Martin , el amante del terror (Martin, George A. Romero, 1978), que también se proyectó en el festival, y en 35mm. Se destaca Gabriel 'El Puma' Goity personificando a un patético cazavampiros envidado por el Vaticano.
En cuanto a los cortos, se presentaron algunos muy buenos, aunque la gran mayoría dejó mucho que desear. ¿Los más destacados?
Cinebasura (Hernán Saez, 2002/2004): Una divertida comedia de humor negro con caníbales, obra de la productora independiente Farsa producciones (creadores de Plaga zombie y su secuela), y ganadora del primer premio en la reciente edición del festival Crepusculum de cine fantástico.
Carne Crecida (Juan Cruz Varela, 2002/2003): Otro interesante exponente fue esta obsesiva historia de amores perdidos y extraños tumores.
Gorgonas (Salvador Sanz, 2004): Excelente dibujo animado que plantea la tercera era de piedra.
Domo Arigató (Juan bautista Dartiguelongue): Un corto de artes marciales que Tarantino debería tomarse la molestia de ver.
Sr. Monforte...: otra joyita de Farsa. El Sr. Monforte del título recibe la noticia de que morirá en un minuto. Lo que dura el corto.
Por el lado de los mediometrajes encontramos la divertida Sed (Luis Sosa Arroyo, 2004), acerca de seres inmortales y chicas vampirizadas dándose piñas.
Y ya que hablamos del cine fantástico argentino, imposible no mencionar al recientemente fallecido Narciso Ibáñez Menta, referente del género en nuestro país. A modo de homenaje, se exhibieron tres relatos de Historias para no dormir, programa de televisión dirigido por su no menos talentoso hijo, Narciso Ibáñez Serrador.
Varios de los mayores atractivos del festival provenían del exterior. Especialmente en la sección competitiva.
Savage Island (Jeffery Lando, 2003): Perturbadora producción canadiense acerca de una familia normal acechada por otra de isleños depravados. Saltan a la vista influencias de El loco de la motosierra (Chainsaw Texas Massacre, Tobe Hooper, 1974), Las colinas tienen ojos ( The Hills have Eyes, Wes Craven, 1977), y, no podemos dejar de mencionarla, Amarga Pesadilla (Deliverance, John Boorman, 1972). Sin embargo, se las arregla para darle una simple vuelta de tuerca, muy poca veces vista en esta clase de películas.
Tears of Kali (Andreas Masrchall, 2004): Proveniente de Alemania, Tears... nos introduce en una serie de experiencias extremas vinculadas a grupos new age, automutilación y criaturas asesinas moviéndose entre las sombras. Contiene algunas imágenes que son desasosiego puro. En una, un muchacho se arranca su propia piel.
Nella Notte (Giovanni Pianigiani, Lorenzo Onorati, 2004): La italiana Nella Notte es un homenaje al indescriptible Lucio Fulci, con vampiros, psicópatas, demonios, prostitutas y degenerados sexuales, siempre en medio de caudales de sangre y cuerpos desmembrados. Algo similar (más extremo, incluso) propone el mediometraje Psich-O-Patics, también de Italia, que incluye un cameo del mismísimo Fulci y de Joe D´Amato, entre otros.
Deadhunter (Julián Lara, 2003): Obreros muertos en los túneles de Sevilla resucitan e invaden las calles. Un grupo de 'elite', Deadhunters, aparece para combatirlos. La idea es buena, pero las pistolas de plástico y los pseudotrajes de Matrix hacen que parezca más un homenaje a Porcel en Los colimbas se divierten que a los muertos vivientes de Romero.
En cuanto a los cortometrajes:
I´ll see you in my dreams (Miguel Angel Vivas, 2003): Oriunda de Portugal, I´ll... es una fenomenal historia de muertos que caminan y de un hombre dispuesto a cazarlos, aunque sea incapaz de eliminar a su propia esposa zombificada. Saltan a la vista influencias del Sam Raimi de la saga de Evil dead.
Little Things (Daniel Graves, 2004): Desopilante corto inglés de animación, compuesto por una serie de situaciones absurdas y delirantes, que terminarán relacionadas entre sí gracias a un asteroide que choca contra la Tierra.
México dijo presente en el festival, de la mano de la sección Mad Mex.
Además de la presentación de varios títulos, se realizó una retrospectiva de la obra de Christian Gonzáles (nada que ver con el Kili, el volante de la selección argentina), peculiar director que desarrolla su carrera en el mercado de video de su país. Según los especialistas, C. G. logró un status de autor en medio de un mercado ultracomercial, donde se filma muy rápido y sin pretensiones.
¿Dos muestras?
Esclavas del Sadismo (1994): Un cocktail de prostitutas, policías corruptos, madres castradoras y escenas de lesbianismo.
Shibari (2002): Una película más de búsqueda y hallazgos. Un dramón. Sencilla pero muy buena.
La India es una de las grandes maquinarias de hacer cine: filman aproximadamente mil largos por año exclusivamente para ser consumidas en el mercado interno. Por esta razón, durante la década del ´70, recibió el bautizo de Bollywood, refiriéndose al 'Hollywood de Bombay'.
Acá pudimos ver dos muestras.
Hawa: Una mujer y su familia comienzan a ser amenazados por un ser invisible.
Darna Mana: Un grupo de amigos perdidos en el bosque deben refugiarse en una ruina abandonada. Para no aburrirse, deciden contarse historias, y no precisamente de amor.
Ambas se pudieron ver en su idioma original y subtituladas en inglés. Una experiencia muy interesante, ya que uno descubre que en otros pagos quienes filman manejan otros tiempos, otros ritmos, otras actuaciones, pero que cumplen con su cometido: entretener a los mil millones de personas que viven en la India.
Al igual que en ediciones anteriores, el BARS le dio al público la posibilidad de gozar algunos grandes clásicos del cine fantástico en pantalla grande, generalmente en copias de 35mm.
Además de la mencionada Martin, el fan de ley pudo volver a disfrutar de:
Scanners, los amos de la muerte (Scanners, 1981): La obra que hizo famoso a David Cronenberg cuenta la historia de dos sectas de telépatas (o scanners). ¿Quién no recuerda aquel primer plano de la cabeza de un tipo volando en pedazos?
Mal Gusto (Bad Taste, 1987): Con poco más de veinte años, una vieja cámara de 16mm, varios amigos y muchas ganas, Peter 'El Señor de los Anillos' Jackson dirigió su sangrienta opera prima. El escuadrón especial The Boys debe detener a cientos de alienígenas dispuestos a comerciar en el espacio con carne humana. Imperdible el mismísimo Jackson en el doble papel de Boy y de extraterrestre. ¡Hasta comparte una escena consigo mismo!
Rambo (First Blood, Ted Kotcheff, 1981): La primera, la antimilitarista. ¿Necesita más presentación?
Por su parte, el Cineclub La Cripta proyectó auténticos objetos de culto.
Octaman (Harry Essex, 1971): Pulpo humanoide aterra a grupo de humanos medio imbéciles.
El Aullido del Mutilado (Shriek of the Mutilated, Michael Findlay, 1974): Una monster-movie con antropólogos enfrentándose al celebérrimo Yeti (El hombre de las nieves, bah)
La Hiena (House of the Edge of Park, Ruggero Deodato, 1980): El especialista Ruggero 'Holocausto Caníbal' Deodato nos introduce en otra salvajada acerca de un desquiciado violador torturando (física y psicológicamente) a unas cuantos niños ricos no menos desequilibrados.
También se presentaron clásicos argentinos.
Los muchachos de antes no usaban arsénico (José Martínez Suárez, 1976): Unos viejitos (entre ellos, don Narciso Ibáñez Menta) son capaces de lo que sea con tal de conservar su rutina diaria. En su momento, esta historia de humor negro fue nominada al Oscar como Mejor película extranjera.
Extraña Invasión (Emilio Vieyra, 1967): Una misteriosa distorsión en los televisores convierte a niños y ancianos en zombies. El inimitable Emilio Vieyra la filmó originalmente para el mercado anglosajón, y hablada en inglés. La escena con los chicos zombificados recuerda al clásico de ciencia-ficción Village of the damned (Wolf Rilla, 1960), esa con los nada amigables nenitos de pelo blanco.
Rambito y Rambón, primera misión (Enrique Carreras, 1986): El dúo Olmedo-Porcel, en su etapa de cine para chicos.
Miércoles 3, cerca de las 22:00. En una pequeña ceremonia en la Sala Mirtha Legrand, se llevó a cabo la entrega de premios, que consistía en esculturas de cabezas de monstruos (made in FX, Primera Escuela Argentina de Efectos Especiales). El jurado de la sección competitiva de largometrajes estuvo compuesto por los cineastas Daniel de la Vega, Fernando Spiner y Ezio Massa, el crítico Sebastián Tabany y Diego Licenblat, responsable de la escuela FX.
El premio a Mejor Película recayó merecidamente en The Last Horror Movie (Julian Richards, 2003) acerca de un asesino serial (Kevin Howarth, quien ganó como Mejor Actor) que filma sus propios asesinatos. La dureza del film recuerda a Henry: retrato de un asesino (Henry: portrait of a serial killer, John McNaughton, 1990).
Los galardones a Mejor Director y Mejor Guión fueron para Greg Pak por Robot Stories (2003), una inusual película de ciencia-ficción, en la que el título mismo resume la trama.
En cuanto a la Mejor Actriz hubo una triunfadora argenta: Elena Siritto, por Habitaciones para turistas (Adrián García Bogliano, 2001/2004), película ganadora del Premio del Público a Mejor Película y mención especial del jurado para el Director García Bogliano. Además, Habitación..., junto a Tremendo Amanecer, se hicieron acreedoras de los premios-estímulo de Cinema Gótica, Film Shark y SBP (que consiste en postproducción digital, representación internacional y edición en video) y del Instituto de Cine.
En cuanto a los cortometrajes, el jurado -integrado por los especialistas Fabio Manes y Fernando Martín Peña y el guionista Lautaro Nuñez de Arco-, le otorgó el premio como Mejor Corto a Redrat, la rata retobada (Guillermo Kloetzer, 2004). De origen uruguayo, Redrat es una delirante comedia sobre una rata de laboratorio revivida mediante experimentos a lo Frankenstein.
El Mejor Director de Cortometraje resultó el inglés Daniel Graves por Little Things (2004).
El también mencionado Gorgonas se quedó con el Premio del Público.
El balance del festival fue más que positivo. Tal como indicaron los organizadores, es importante valorar las ganas y la capacidad de los realizadores que apuestan al cine de género, sobre todo tratándose de un país donde los géneros no son respetados como se merecen.
De todas maneras, no dejaremos pasar algunos errores y problemas en la organización, que deberían corregirse para las próximas ediciones. La programación solía modificarse en el día, y algunas películas anunciadas, como Tenebre (1982), el clásico de Darío Argento, nunca llegaron a darse. En el aspecto técnico, muchas de las exhibiciones fueron algo torpes y obligaban a interrumpir la proyección a cada rato.
En fin, el Rojo Sangre 2004 terminó. Los vampiros regresaron a sus féretros, los alienígenas volvieron a sus naves, los zombies pegaron la vuelta para las tumbas... Ojalá dispuestos a contraatacar el año próximo.
Por ahora, quedamos a merced de algo mucho peor: una criatura sádica, pusilánime, implacable, adicta al Jack Daniel´s y a la masacre de inocentes... Y que existe.
Sí, George W. Bush. Otra vez.