A mediados de los ?90, un español gordo, barbudo, con una imaginación salvaje y audaz, revolucionó su país gracias a la película El día de la bestia (1995).
Hablamos de Alex de la Iglesia, una de los directores más importantes de los últimos años, responsable de joyitas como La comunidad y Crimen Ferpecto. Un cineasta que comenzó en la industria con ideas undergound y, sin perder su estilo, ahora es respetado por todos.
A continuación, un repaso a la obra de este talentoso, incisivo realizador, cinéfilo desde siempre... ¡y fanático de la Argentina!
Alex de la Iglesia nació en 1965 en Bilbao. De clase media acomodada, su familia lo alentó para que estudiara filosofía. Pero de chico ya era un enfermo del séptimo arte. Lo primero que vio fueron King Kong y Godzilla originales, para luego descubrir el terror y el género denominado bizarro. También sabía apreciar a clásicos intocables como John Ford, Howard Hawks, Alfred Hitchcock, Billy Wilder, Orson Welles y Luis Buñuel, entre otros. Tan eclécticos gustos se hacen patentes en su filmografía, en la que los géneros se mezclan de las maneras más extravagantes.
Además, moría por los comics ?sobre todo los de Tintín y Mortadelo y Filemón, muy populares en la Península? y en su adolescencia creó varios, como Burdijaun, un mutante sin la mitad de la cara y el primer superhéroe vasco ¿Acaso un antecedente de su ópera prima?
También editó No, un fanzine sobre cine y comics, y estuvo involucrado en las performances de las Galerías Safi.
En 1988 entró en el mundo del cine como director de arte del cortometraje Mama, y colaborando con el director Enrique Urbizu en los largometrajes Tu novia está loca (1988) y Todo por la pasta (1990).
Y es en 1990 cuando debuta en la dirección con el corto Mirindas asesinas, una delirante historia que escribió en sólo dos días junto con Jorge Guerricaecheverría, iniciando una colaboración que se extiende hasta hoy.
Su siguiente paso sería otro cortometraje, esta vez una comedia de ciencia-ficción futurista, titulado Piratas del Espacio. La idea principal estaba basada en El quinteto de la muerte (The ladykillers, Alexander Mackendrick, 1955), aquella comedia inglesa de humor negro con Alec Guiness y Peter Sellers, que hace poco reversionaron los hermanos Cohen. En busca de inversión, acudió a Pedro Almodóvar, quien con su hermano Agustín manejaba la productora El Deseo. El resultado: Acción mutante, su hiper delirante y salvaje ópera prima.
Estrenada en 1992, contaba las peripecias de un grupo de individuos deformes y tullidos en su cruzada contra la cultura light y las personas bonitas, la clase de gente que sólo encuentra la felicidad comprando el nuevo diseño de Armani y el Suzuki último modelo. La acción comienza cuando secuestran a la hija de un millonario y piden a cambio una suma acorde. Camino al planeta Asturias (donde se efectuará el canje) la codicia empieza a desintegrar a la banda de freaks.
Por primera vez aparece la crítica a la sociedad superficial, hipermaterialista, a la que sólo importa la belleza física y la ropa de moda. También surgen los guiños cinéfilos, que van desde Una Eva y Dos Adanes (Some like it hot, Billy Wilder, 1959) a Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979).
Acción... se alzó con tres premios Goya ?mejores efectos especiales, mejor maquillaje, mejor dirección de producción?, y ganó por mejor película y guión en el Festival de Cine Fantástico de Montreal. El suceso de la película fue tal, que hasta llegó a tener su propio fan club... ¡en Japón!
¿Cuál sería el próximo paso del ahora director más prometedor de la Madre Patria?
Mediante el estudio de la cábala, un sacerdote descubre que el hijo del mismísimo demonio nacerá en Madrid durante la noche de Navidad. De modo que viaja a la capital española y con la ayuda de José Mari (Santiago Segura), un gordo fanático del Death Metal, y un astrólogo (Armando de Razza) intentará detener al Maligno.
Se trata del argumento de El día de la Bestia, el súper éxito de 1995, el más grande en España hasta ese momento.
La película contiene los momentos más recordados de toda la filmografía del director: la gigantesca cruz aplastando al cura, el protagonista cometiendo actos atroces al llegar a Madrid, la aparición de Satán en forma de macho cabrío...
A pesar de las obvias citas a películas sobre el Diablo ?El bebé de Rosemary, (Rosemary´s baby, Roman Polanski, 1968) es una?, salta a la vista la referencia al clásico mayor de la literatura castellana: Don Quijote de la Mancha.
En cuanto a premios obtenidos, ganó cuatro Goya: mejor director, mejores efectos especiales, mejor dirección de arte y actor revelación (Santiago Segura); mejor película en el Festival de Gerardmer y Bruselas, y el Melies de Oro a la mejor película de género fantástico rodada en Europa.
Además, el éxito del film produjo un resurgimiento del cine de terror y fantástico en la Península. Dos ejemplos: Tesis (1995) y Abre los ojos (1997), ambas de Alejandro Amenábar, reciente ganador de un Oscar.
Sin duda, Alex de la Iglesia ya era el director más importante de España.
Tras una serie de triunfos consecutivos, Alex ya se sentía capaz de probar algo diferente.
Con un presupuesto de ocho millones de dólares y locaciones en México, Perdita Durango (1997), su tercer opus, es una road movie como sólo De la Iglesia podía hacer. Perdita Durango (Rosie Pérez) y Romeo Dolorosa (el siempre excelente Javier Bardem) son dos amantes salvajes que secuestran a una pareja de adolescentes yanquis mientras conducen un cargamento con fetos humanos.
En un principio iba a ser dirigida por el también español Bigas Luna ?Jamón, Jamón (1993), entre otras?, y protagonizada por Victoria Abril. Pero Andrés Vicente Gómez (a cargo del proyecto) no estaba convencido con el enfoque del realizador y le pasó la pelota a Alex, quien con Jorge Guerricaecheverría se encargó de pulir el guión de David Trueba y Barry Gifford, autor de la novela en la que se basa la película y otrora colaborador de David Lynch.
Perdita... no fue un gran éxito. En Estados Unidos tuvo serios problemas de censura y se estrenó directo a video, con escenas cortadas y un final distinto. De todas maneras, tiene momentos entrañables, como cuando Romeo asalta un banco con la máscara del luchador mexicano Santo. Bardem, como es habitual, se roba la película.
El otro gran atractivo es el elenco secundario, empezando por Don Stroud, uno de los fetiches del gran Roger Corman; James Gandolfini, que siempre hace de matón, y Alex Cox, director de Sid & Nancy (1985). Santiago Segura tiene una pequeña participación como un esbirro del villano.
De vuelta a su patria, luego de casarse en Las Vegas vestido de Elvis, Alex dirige Muertos de risa (1999).
Cuenta la historia de Bruno (El Gran Wyoming, conductor de desaparecido Caiga Quien Caiga español) y Nino (Segura), dos comediantes de mala muerte que la pegan con una rutina de cachetazos y se vuelven estrellas. Pero la fama y el dinero los convertirá en seres envidiosos que no pararán hasta matarse entre sí.
La acción transcurre en la España de los años setenta y ochenta, y predominan referencias a los íconos de la época: Nino Bravo; Gaby, Fofó y Miliki, y el programa de juegos Uno, Dos, Tres, dirigido por Narciso Ibáñez Serrador (quien hace un cameo).
Por otra parte, el dúo está claramente inspirado en aquel que conformaran Jerry Lewis y Dean Martin, aunque desde una óptica más retorcida.
Esta comedia de humor negro es fiel al mejor De la Iglesia, pero, sorpresivamente, fue un fracaso. Y nadie sabe precisar por qué. Pese a no alcanzar la altura de, por ejemplo, El día de la Bestia, es un producto muy gracioso, filoso, en el que todas sus obsesiones siguen en su lugar.
Empezaba un nuevo siglo y Alex de la Iglesia volvía con una de sus mejores obras.
La comunidad (2000), transcurre en un edificio como muchos otros. Julia (Carmen Maura), la empleada de una inmobiliaria, descubre una valija con trescientos millones de pesetas (1.600.000 dólares, aproximadamente) en la habitación de un inquilino muerto. Cuando trata de salir con toda esa cantidad, la comunidad del edificio ?que había estado esperando la muerte del adinerado vecino? hará lo imposible por retenerla y apoderarse de la fortuna.
Esta negrísima comedia representa otro garrotazo al costado más vil y codicioso del ser humano. Es que ninguno de los personajes es realmente una buena persona, ni siquiera la protagonista. ?Me interesaba que Julia no fuera perfecta?, contaba el director. ?Heroica sí, pero no santa. Hay momentos en que es tan cruel como los demás. Podemos verla como la teniente Ripley, pero también como el alien que se ha colado en la nave?.
Las citas, homenajes y parodias saltan por todos lados. La referencia principal es el Hitchcock de Vértigo, de entre los muertos (Vértigo, 1958) e Intriga internacinal (North by Northwets, 1959). También hay elementos de El Inquilino (The tennant, Roman Polanski, 1976), y un guiño muy particular a la saga de La guerra de las galaxias (Star Wars), ya que uno de los integrantes de la comunidad es un freak que se viste como Darth Vader. Alex temió que George Lucas le hiciera juicio, pero nunca sucedió.
Si hay una clase de género que Alex adora es el Western. Más precisamente, el spaghetti western, aquellas dementes películas de vaqueros que se rodaban en Europa, con reparto internacional (Clint Eastwood, Franco Nero, Klaus Kinski, por poner algunos ejemplos), y la dirección, la mayoría de las veces, de italianos como Sergio Corbucci, Enzo Castellari y el gran Sergio Leone.
800 balas (2003) no es un spaghetti en el siglo XXI, sino básicamente un homenaje ?eso sí, plagado de humor negro? a ese subgénero, y también a los dobles de riesgo: la historia se centra en un grupo de ellos que monta un espectáculo del Oeste en el celebérrimo desierto de Almería, España. Desierto que sirviera de escenario para Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, David Lean, 1962), Conan, el Bárbaro (Conan the Barbarian, John Milius, 1982), y algunos de los spaghetti westerns más famosos. De hecho, el pueblo es el mismo de El Bueno, el Malo y el Feo (Il Buno, il Bruto, il Cattivo, Leone, 1966).
Los personajes principales son Julián (Sancho Gracia), un ex doble de Clint Eastwood con serios conflictos personales; su pequeño hijo Carlos (Luis Castro), quien protagoniza algunas de las escenas más memorables y políticamente incorrectas, y Carmen Maura.
800... ?otro violento ataque contra el mercantilismo? marca un punto de inflexión en la carrera del director. Es la primera película producida por su propia empresa, Pánico Films. ?Estábamos preparando una película con Andrés y la película no salió y habíamos invertido mucho tiempo en el guión, en preparar la película, habíamos hecho hasta locaciones en Shangai. Y como no salió dije: ?Bueno, pues la próxima la hago yo??, decía en una entrevista acerca de los motivos que le llevaron a tomar las riendas de sus proyectos.
Los códigos y tópicos del género están a la orden del día: vaqueros, indios, asalto a diligencia, duelos. Lo mismo puede decirse de la estética y la música, que remite a la del glorioso Ennio Morricone.
En fin, la combinación de Alex de la Iglesia con el western resultó tan explosiva como prometía.
En 2004 Alex de la Iglesia vuelve con Crimen Ferpecto.
Rafael (Guillermo Toledo) es ?mejor dicho, cree ser? un triunfador. Es el vendedor estrella de una tienda y un galán consumado, siempre rodeado de hermosas señoritas. Pero el día en que le toca competir por el puesto de Jefe de Planta, pierde contra Don Antonio, un viejo agrio que usa peluquín. En una confusa situación Rafael mata a su eterno enemigo ?casi de la misma manera que Brad Davis al sádico guardia cárcel en Expreso de medianoche (Midnight express, Alan Parker, 1978)?. Como suele suceder en esta clase de películas, el tipo no va por la policía, sino que opta por deshacerse del cadáver. Pero pronto se da cuenta de que alguien más sabe lo sucedido.
Sí, otra comedia de humor negro. Sí, otra feroz patada en las pelotas al materialismo más burdo y superficial. Sí, más guiños a Hitchcock. Sí, señores: otra gran película.
Además de Toledo ?en un personaje pensado originalmente para Ricardo Darín, que ya estaba comprometido para actuar en Luna de Avellaneda (2004)? se apodera del escenario Mónica Cervera, quien interpreta a Lourdes, una antítesis de la belleza que se convierte en cómplice de Rafael.
El shopping donde transcurre casi toda la acción no es verdadero, sino que fue construído especialmente para el film.
Imperdible la familia de Lourdes, especialmente la hermanita.
Dato curioso: otra gran película que critica al yo consumista y materialista, y que además transcurría casi enteramente en un centro comercial, es Muertos vivos: la batalla final (Dawn of the dead, 1978), del maestro George A. Romero, y su reciente remake, El amanecer de los muertos (Dawn of the dead, Zack Snyder, 2004).
Los méritos de Alex de la Iglesia son muchos.
Para empezar, forma parte de ese grupo de genios que nunca teme hacer cine de género. Y más meritorio todavía es que provenga de un país de habla hispana, donde, por lo general, el cine fantástico no tiene tanta tradición como en tierras anglosajonas.
Entiende al cine como el espectáculo que en realidad es.
?La definición de cine por sí mismo es un espectáculo?, dice. ?El cine es una mentira que nace con el circo. Que tiene mucho que ver con el circo, con la mentira, con el truco y sin duda alguna con el negocio, con la fiesta y con el entretenimiento?.
Con respecto a la crítica, su postura es muy clara: ?Los críticos de cine siguen teniendo el mismo esquema mental que hace veinte años. Hay una nueva generación de críticos que piensa el cine de otra manera. Será cuestión de tiempo, pero en este momento te sigues encontrando con auténticos dinosaurios, que te hablan de la nueva ola y la ostia... Y que siguen buscando gente así y que les gusta Lars Von Trier y que siguen en ese esquema mental?.
Además, es un director que nunca vuelve sobre sus pasos. Evoluciona de película en película, y aunque casi todas son comedias muy oscuras, nunca teme adentrarse en los géneros más diversos (ciencia-ficción, terror, western), logrando productos muy personales, ácidos y divertidos.
Jamás se cansa de criticar y ridiculizar a las personas superficiales, frívolas, que buscan satisfacción en el consumismo. Refiriéndose a Crimen ferpecto decía algo que puede aplicarse a toda su filmografía: ?(..) estoy hablando de lo que me pasa a mí, de lo que le pasa a todos, que se nos exige un nivel de perfección que es imposible de cumplir. Entonces eso genera locura, genera una enfermedad que termina convirtiéndose en locura, porque no hay manera de sobrellevar ese afán de perfección?.
Dejando de lado su carrera en el cine, también trabajó en televisión, y hasta dirigió un video juego protagonizado por la bomba sexy Catherine Fulop.
Aparentemente, su próximo proyecto es una película de caníbales de la que no quiere hablar demasiado; teme que le roben la idea.
?Yo hago cine para que me guste a mí antes que a nadie. Para disfrutar. ¿Qué es lo que realmente quiero hacer en la vida? Disfrutar, amigos. Alucinar. Apasionarme. El día que no pueda hacerlo a través de las películas me buscaré la vida de otra manera?.
Mientras tanto, nosotros nunca dejaremos de disfrutar de su obra.