Fin


Primera página : Levante la mano quien no fue un embrión

Martes 21 de Junio de 2005
Levante la mano quien no fue un embrión

Stan Sinberg confiesa en The Baltimore Sun (8-II-93) estar perplejo, como partidario del derecho al aborto, desde el día en que supo que él estuvo a punto de ser abortado: en una reunión su propia madre le confesó que, al enterarse de que estaba embarazada, intentó abortarlo. Su padre dijo que trataría de encontrar a alguien que realizara el aborto; y al no encontrarlo, o no buscarlo, lo tuvieron. Así pues, él debía su existencia a una legislación social represiva al aborto; vive gracias a que su mamá no tuvo el derecho al aborto.

 

Cristina Artigué, El aborto.

 

Les pido por favor que no maten a los niños. Yo quiero esos niños: ¡Dénmelos! Estoy dispuesta a aceptar a todo niño que se pretenda abortar, y darlo a un matrimonio que lo ame y a su vez sea amado por el niño. Sólo en nuestro Hogar Infantil de Calcuta hemos reunido tres mil niños que han sido salvados del aborto, niños que luego han brindado mucho amor y alegría a sus padres adoptivos.

 

Del discurso de la madre Teresa en el Desayuno anual de Oración en Washington D.C., el 4 de febrero de 1994 ?discurso que de ninguna manera fue aplaudido por los allí presentes Bill Clinton y Al Gore, por aquel entonces presidente y vice del País de la Libertad.

 

Bien lo saben Stalin, Hitler, Bush, Bin Laden y el matrimonio Fraticelli ?hasta hoy con sentencia de prisión perpetua por la muerte de su hija Natalia, ocurrida el 20 de mayo de 2000?: la clandestinidad de la ejecución por mano propia no impide su realización. Es fuente de tremendas injusticias el hecho de que aún se considere ilícita la eliminación definitiva de políticos ladrones y curas y pastores y rabinos corruptos, de acreedores chupasangres, esposos adúlteros, narcotraficantes, genocidas, abusadores de niños, de usureros, homicidas, torturadores, secuestradores, empresarios negreros e infractores, de improductivos hijos infradotados o vividores, de espásticos graves, cancerosos terminales, cuadrapléjicos y ancianos postrados. Porque la Ley, al prohibir dichos crímenes ?justificados como prevención o venganza o razones económicas o étnicas, cometidos con pistola o arma blanca, con almohada o bolsa plástica, con soga, con fuego, con explosivo o veneno?, lo único que logra es aumentar los riesgos del justiciero o del ahorrativo o del mejorador de la raza en cuestión. Al obligar a tales pragmáticos a mancharse las manos en la clandestinidad, la Ley atenta contra la dignidad de dichos vengadores y ecónomos y de toda la sociedad. ¡No queremos ni una sola muerte más por asesinatos ilegítimos! Sabemos lo peligroso que es el manipuleo de armas de fuego, como así también de puñales, ácidos o sustancias tóxicas. Asimismo es demasiado oneroso aprender a pilotar un avión para estrellarlo a gusto allí donde el Mal impere. No, de ninguna manera: el Estado debe proveer los medios necesarios para que ningún indeseable ande suelto por ahí. Si, como bien dijo Jean-Paul Sartre, ?el infierno son los demás?, ¡la legalización del exterminio de seres humanos no deseados es un derecho de todos! Pena de muerte para el narcotraficante, pena de muerte para el genocida, pena de muerte para el violador. Y pena de muerte para los católicos y los protestantes y los musulmanes y los judíos y los ateos y los agnósticos y los gitanos y los negros y los blancos y los verdes y los rojos y los?

Y con los fetos producto de violaciones debería suceder lo mismo. ¡Aborto legal, señores! Y seguro, por supuesto: la ciencia ya está lo suficientemente avanzada. Si el diu, el Norplant, la ru 486, la Depo Provera o ?la píldora de la mañana siguiente? son inútiles a cierta altura del partido, desde la séptima hasta la duodécima semana del embarazo puede introducirse un afilado y curvo cuchillo en el útero para despedazar el cuerpo del bebé. Y si no, directamente, durante ese primer trimestre del embarazo puede meterse por la vagina un tubo para aspirar al feto: una vez desmembrado mediante esta succión, es mucho más cómodo sacarlo del útero. Y si las cosas ya se han puesto peores ?allá entre los primeros meses del embarazo y hasta el quinto?, es posible apelar a las bondades de la inyección salina, una solución bien pero bien concentrada que envenena al bebé, además de quemarle la piel gracias al efecto corrosivo de la sal: la mujer parirá al día siguiente un pequeño cadáver, y así habrá ejercido su derecho a disponer como quiera de su cuerpo. Y si las cosas se ponen mucho peores, y el no nacido creció ya lo suficiente como para que ni el puñal ni la aspiradora ni la inyección sean ?seguros?, queda entonces la histerotomía. Por su simpleza y efectividad es igual a la cesárea. La única diferencia es que el chico no será destinado inmediatamente a los brazos de su madre, sino que será abandonado en un tacho de basura hasta que muera. Y bueno, que sufra. Que se jorobe por no poder votar acerca de su futuro ni abrir la boca para defenderse: su madre tiene todo el derecho del mundo. Tiene todo el derecho de poder terminar sus estudios tranquila, de comer todos los días ?o casi?, de no ser la progenitora del hijo de un violador o de viajar a Miami.

¡Asesinato libre y gratuito, señores! Humildemente, como gente de la cultura que somos, creemos preferible sumarnos al apoyo que preclaras figuras ?entre intelectuales, ricos, famosos y meras celebridades?  le han hecho llegar a la actual Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que atender al retrógrado llamamiento de la madre Teresa de Calcuta, citado como uno de los epígrafes de esta nota.

Desde nuestro más hondo sentido práctico, sólo nos resta bregar ahora por una futura ?pero necesaria? Campaña Nacional por el Derecho a la Ejecución Legal, Segura y Gratuita. ¡Basta de vecinos ruidosos! ¡Basta de criminales impunes! ¡Basta de extenuantes procesos judiciales! ¡Basta de suegros pedigüeños, de abuelos molestos, de carísimos hijos bobos y demás parásitos sociales que nos impiden ser felices!

 

Estas son las premisas de la iniciativa que acabamos de lanzar:

  • Despenalizar y legalizar el asesinato para que ningún/a argentino/a deba cometer nunca más una matanza clandestina, ni sufrir afecciones ni morir ni quedar herido/a manipulando armas defectuosas.
  • Exigir en forma inmediata la reglamentación de la atención humanizada del/a asesino/a legal.
  • Exigir en forma inmediata la atención a demandas de asesinato en los casos de peligro para la vida, la salud y / o el peculio del futuro eliminador/ora.

 

Nuestra idea-fuerza: SI UNA MADRE PUEDE MATAR A SU PROPIO HIJO AVALADA POR EL MISMÍSIMO MINISTERIO DE SALUD, ¿QUÉ NOS IMPIDE DESTRUIRNOS MUTUAMENTE LOS UNOS A LOS OTROS? SI ES NECESARIO QUE ASÍ SEA, AL MENOS ASESINÉMONOS ASISTIDOS POR LA COMUNIDAD TODA. O, AUNQUE MÁS NO FUESE, POR EL MINISTERIO DEL INTERIOR.

 

 

¡En FIN estamos de campaña!

 

SUMATE... ¡¡¡firmá!!!

 

 
Publicado por Marcelo di Marco a las 07:00