Fin


Primera página : Por la plata edita el mono

Lunes 27 de Junio de 2005
Por la plata edita el mono

Bajo mi puerta me esperaba el correo. Malhumorado, descarté impuestos y cuentas y abrí el sobre del "Centro cultural Arrakis". No había terminado las primeras líneas, que dejé todo sobre la mesa y llamé a mis amigos para festejar: habían seleccionado los tres cuentos que mandé al ?Primer Concurso Paul Arteides?. Pasada la locura, continué leyendo. El segundo párrafo de la carta me hizo sospechar. Recordé que, al presentar los cuentos en el Centro Cultural, me habían hecho firmar un papel. Busqué la copia en el despelote de mi escritorio. Al pie del formulario de inscripción había un párrafo que me comprometía ?si mis cuentos eran elegidos? "a comprar veinte ejemplares de la antología en la que se publiquen las obras seleccionadas". El día de la entrega de premios? y de los ejemplares, observo, con gran sorpresa, que la antología la conformaban nueve tomos con más de treinta autores por volumen.

Fue entonces cuando empecé a investigar a estos "centros de arte" que, además, funcionan como "editoriales". Descubrí que, cada tres meses ?como máximo?, promocionan un concurso de cuento y otro de poesía.

Pronto vencería el plazo para presentar obras al siguiente. Con toda saña, seleccioné unos cuentos mediocres tirando a malos, y los mandé sin ningún tipo de corrección.

No me sorprendió saber que fueron seleccionados para integrar la correspondiente antología. Hice una nota informando que, por problemas económicos, no podía cumplir con el compromiso de compra de los ejemplares. Durante varias semanas me acosaron ofreciéndome comodísimas cuotas. Yo respondía que estaba sin trabajo. Al final, una señora muy amable me dijo que no me hiciera ningún problema. Por esa vez me becaban para que mis obras aparecieran en la antología (claro, ya estaban preparados los originales, y era muy costoso rearmarlos). Si quería alguno de los libros, debería pasar por las oficinas para comprarlo.

Decidí hacer otro experimento. Al concurso siguiente envié algunos cuentos míos que habían sido premiados en certámenes más o menos exigentes. Los firmé con el nombre de un amigo y les adjunté una nota solicitando que se me eximiera de la exigencia de comprar los libros, debido a mi "situación de pobreza". La respuesta no tardó en llegar. Me informaron que, si salía seleccionado, me otorgaban una beca y me darían un ejemplar de la antología. Si necesitaba más libros, debería comprarlos en sus oficinas.

Pasaron varios meses y llamé a la editorial preguntando sobre el resultado del concurso. No me extrañó la respuesta: la falta de calidad de mis obras impedía su publicación.

 

Conclusión: estas empresas "sin fines de lucro" dan a conocer, en diarios, revistas y vía pública, las convocatorias a escritores y poetas para participar en concursos de cuentos/poesías. Al entregar los cuentos, además de abonar algunos morlacos en concepto de inscripción, nos hacen llenar un formulario. Mientras tanto, nos hablan de la necesidad de la publicación cooperativa y nos cuentan que se entregan ejemplares de libros a bibliotecas y se distribuyen en varias librerías de Buenos Aires y del interior del país. Las tiradas, nos aseguran, son de 2000 a 3000 ejemplares de inmejorable calidad.

La cantidad de autores por antología oscila entre sesenta y cien. La fecha de cierre de los concursos, en general, se posterga hasta conseguir una cantidad razonable de concursantes. Según mis investigaciones, la cantidad de concursantes rara vez supera a la de los autores publicados. Y los concursos cierran cuando logran completar la antología.

Hagamos algunos cálculos. Cobran cada libro entre quince y veinte pesos. Tomando la cantidad mínima de autores que recogen en una antología (quinientos o seiscientos), estas mafias embuchan fortunas en dólares por concurso ?y esto sin tener en cuenta los diez o veinte pesos de inscripción?. A esas ganancias hay que restarles el costo por publicación de la antología y el libro del ganador (unos 3000 pesos).

Una vez me atreví a preguntar en qué librerías distribuían los libros, debido a que "unos amigos quieren comprarlos". La empleada, muy simpática, me dijo que los muchachos podían pasar por las oficinas cuando quisieran y, de una manera magistral, cambió de conversación. Claro que, si necesitara gran cantidad de ejemplares (treinta, por ejemplo) debería solicitarlos con un par de días de antelación para que los puedan "traer del depósito". Considerando que hacen tiradas de 2000 ejemplares (cosa que realmente dudo), suponiendo que haya sólo sesenta autores, y que cada autor se lleva veinte ejemplares, quedan para el depósito menos de 800. De estos hay que sacar los que se envían a bibliotecas (donaciones para evadir impuestos). También comprobé que las páginas de los libros son fotocopias de muy buena calidad y están encoladas en las mismas editoriales. Lo único que hacen afuera son las tapas.

Si usted quiere publicar algunos cuentos o poesías, puede dirigirse a estas empresas, sabiendo que la selección depende exclusivamente de si compra o no los ejemplares que ofrecen. Ojo, lo que hacen no es ilegal. Ellos prometen un servicio y lo cumplen. A costa de unas cuantas éticas, por supuesto.

 
Publicado por Daniel Antokoletz a las 07:00