El cine under argento es una enorme caja de sorpresas, la mayoría de ellas pruebas de que no se necesitan millones para hacer productos creativos y entretenidos.
Como Tl-1:Mi reino por un platillo volador (2004), que durante los sábados de junio a la medianoche se proyectará en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
El responsable de la película se llama (mejor dicho, se hace llamar) Tetsuo Lumière.
Si bien es un cinéfilo d
Lumi, como le gusta que le digan, continuó filmando con muy escasos recursos ?incluso editando con dos videocassetteras?, pero con un enorme sentido del humor y de la creatividad.
Todo parecía marchar bien hasta que le diagnosticaron un tumor en la cabeza. Durante un tiempo, Lumi creyó que su días estaban contados. Aunque el tumor resultó no ser maligno y una cirugía solucionó el inconveniente, d
En 2000 se embarcó en su adorado proyecto, pero no tardó en encontrarse con una avalancha de problemas económicos y sociales debido a la crítica situación en la que se sumió la Argentina en diciembre de 2001. ?Lo último que podías pensar era en hacer una película?, recuerda el director. ?Yo, de hecho, no tenía plata ni para comer?. De modo que los platos voladores quedaron flotando en el limbo.
Pese a todo, Lumi seguía pensando en hacer un largo. Creía que el país se iría al abismo y que moriría de hambre. Entonces pensó: ?Antes de suicidarme, filmo una película?, y encaró la realización de otro film, menos costoso, que sí pudo terminar.
Filmado en video digital, TL-1 (Todo Lumiere Uno) es un falso documental con varios elementos de la vida de Lumi: el protagonista es un director underground que anhela filmar una película de platillos voladores, y a quien le diagnostican un tumor cerebral.
¿Suena muy dramático? No, en realidad se trata de una comedia, que, además, está estructurada en divertidas dramatizaciones y con seis de los cortos realizados por Lumi, empezando por Enajenado social.
El presupuesto fue de alrededor de quince mil pesos, y la mayoría de los gastos se fueron en teléfonos celulares, taxis y cassettes, que de pronto, devaluación salvaje mediante, costaban tres veces su precio original. Ninguno de los actores y técnicos cobró un centavo. Muchos amigos aportaron dinero. Lumi, aún hoy, confía en poder devolverles la plata, ya que hay mucha gente interesada en comprar est
TL-1 tuvo su bautismo de fuego en el V festival Buenos Aires Rojo Sangre, y también fue exhibida en el auditorio del Hotel Bauen y en otros circuitos alternativos.
Lumi confirmó la secuela, TL-2. Ya tiene listo el guión, el plan de rodaje y los cortos que irán incluidos. Pero esta vez la idea no es pedir dinero a familiares ni conocidos, sino conseguir auspiciantes. El realizador también sueña con la tercera parte de la saga, que pretende filmar con ayuda del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales).
Para más info, pueden entrar en la página oficial de la película: www.TL-1.com.ar. ¡Que lo disfruten!