Fin


Primera página : Perdidos en la isla de Eco (1ra. parte)

Miércoles 25 de Marzo de 2009
Perdidos en la isla de Eco (1ra. parte)

Por Roberto Aranda

(robertoaranda275@gmail.com)

Introducción y cruce de cortesías

El homenaje como una confesión de influencias es inherente a la narrativa posmoderna. Vamos con dos ejemplos de ámbitos disímiles.

Umberto Eco, admirador confeso de Borges, le deslizó un sublime homenaje en El nombre de la rosa: un bibliotecario ciego llamado Jorge de Burgos, encargado de una biblioteca con estructura laberíntica.

Por otro lado, ¿el nombre del personaje Mr. Eko de la serie Lost es un homenaje a Eco? Es probable y en algunos fansites se lo da por hecho. Y aunque me hubiese complacido encontrar una cita de los guionistas que lo confirmase, lo cierto es que el rumor no me extrañó: sospechaba ?aún hoy, con la quinta temporada en el aire? que una de las influencias de los guionistas de la serie son las ideas del eminente profesor. Y no estoy pensando ?no solamente? en la novela La Isla del día antes, que podría parecer una influencia a tono con la serie, sino en algunas características que son propias de las teorías narrativas y semióticas desarrolladas por Mr. Eco, como también de sus  didácticas explicaciones sobre  la narración posmoderna.

Eco considera a Borges un referente de esa corriente. El nombre de la Rosa es una gran obra posmoderna. La serie Lost, que muestra un Péndulo de Foucault en uno de sus capítulos nuevos, también lo es. Tal vez estas conexiones sean un tanto forzadas (1), pero me tientan para aventurarme en un recorrido por los principales temas y problemas a los que nos enfrentamos  los narradores hoy por hoy, en los tiempos de la posmodernidad. Caminaremos acompañados por el profesor Eco. Y a cada apartado lo ejemplificaremos con la serie Lost. Por lo tanto, cuando hablamos de escritores, estamos incluyendo a los guionistas. Narradores, en definitiva.

 

 

El tiempo es poliédrico

 

 

Yo narrador, dispuesto a contar una historia, ¿debo empezar por el principio? Parece la manera lógica y natural, pero no siempre es la mejor si pretendo atrapar al lector.

En su obra Lector in fabula (2), don Umberto ?en sintonía con los estructuralistas rusos?, explica la diferencia entre la fábula y trama de una obra. La primera es la historia en si misma, los hechos ordenados cronológicamente. La segunda es la manera en que estos hechos son narrados.

A modo de ejemplo, supongamos que soy un narrador griego de la época clásica. Llámenme Homero. Tal vez me recuerden por mi exitosa obra sobre el final de la guerra de Troya. Ahora tengo entre manos una historia fascinante que podría convertirse en un suceso: me dispongo a contar las desventuras ulteriores de uno de los protagonistas de dicha guerra, el Rey de Ítaca,  de quien nada se supo durante veinte años. ¿Recuerdan a Ulises? Bueno, sobre él versaré.

Indago, pregunto y me entero de que los hechos ocurrieron de esta manera:

-Ulises abandona Troya en llamas y se pierde con sus compañeros en el mar.

-Encuentra extraños pueblos y horribles monstruos,  baja a los infiernos, huye de las sirenas.

-Cae prisionero de la ninfa Calipso, quien pretende desposarlo.

-Los dioses (¡al fin!) deciden favorecer su regreso a la patria. Calipso es inducida a liberar a Ulises, que vuelve a hacerse a la mar.

-Naufraga entre los Feacios.

-Zarpa hacia Ítaca donde derrota a los pretendientes de Penélope y se reúne con ella.

 

Esa es la cronología, pero yo intuyo que comenzar la historia cuando el legendario Ulises se sacude las cenizas de Troya no es la mejor manera. No, la trama de La Odisea será otra. Comenzaré a mitad de la historia, cuando ya es prisionero de Calipso y los dioses debaten, en un majestuoso concilio, qué hacer con él.

 

Homero eligió nada menos que? ¡una asamblea de dioses! Ese es un comienzo a lo grande. Tal vez el más grandioso en la historia de la literatura. Basta imaginarse a Zeus jugando con las nubes, aguardando su momento de opinar.

Recién en el canto V el héroe se escapa, naufraga entre los feacios? y en el canto IX, en un sublime flashback Homero deja que Ulises nos cuente las aventuras pasadas. Este flashbackanalepsis dura bastante. Recién desde el canto XIII la línea de tiempo se cruza donde comenzaba la trama y vemos concluir las peripecias que soporta Ulises hasta llegar junto a Penélope.

Narrador:  ?¿Por qué hizo esto, Sr. Homero?

Gran escritor griego: ?Fácil: porque le convenía al relato.

 

En las series de televisión no abundan narraciones así, aunque la situación está cambiando: hay una nueva camada de guionistas que emergieron con ganas de patear el molde que los encorsetaba a modelos estáticos, a estructuras narrativas que les exigían que los personajes vivieran en una especie de presente continuo, (de hecho, la definición misma del término  ?serie de televisión?, aún  indica que se espera una independencia argumental en cada episodio amen de la continuidad temática).

Este cambio de paradigmas argumentales es muy notorio en  Lost. En esta ?¿serie??,  hallamos una fábula y una trama diferenciadas con ingenio y audacia. El comienzo de la trama, el accidente del vuelo 915, es un Aleph, una encrucijada de simultáneos, un dedazo de Zeus en el entramado del espacio-tiempo donde se cruzan de manera trágica las historias de los personajes. Es el concilio de los dioses, aunque con varios Ulises. La caída del avión es el hoy establecido como punto de partida por los guionistas para comenzar a tejer la trama de la narración en una urdimbre poliédrica. La trama va hacia atrás o hacia delante según lo vayan necesitando para intensificar el suspenso y la intriga, pero también, para desafiar al espectador. ¿Por qué? Fácil:  porque le conviene al relato. Una serie estándar hubiera situado el accidente al final del capítulo, después de presentar a todos los personajes, de mostrar qué los llevó a abordar el avión.  Lost comienza a lo grande, con el avión en llamas y la gente en estado de pánico.

 

Los juegos temporales son una buena opción  para estos tiempos de agotamiento de las formas narrativas. Con el tiempo de nuestra narración podemos hacer lo que se nos venga en gana. La trama es nuestra, pero su potestad no es un don gratuito: conlleva el desafío de ubicar temporalmente al lector. Y no de una manera burda, sino con sutilezas, con indicios, y siempre apelando a su inteligencia.

Homero se lo debe haber preguntado, de hecho se lo hace decir a su propio personaje:

 ?¿Por dónde comenzaré? ¿Qué contar luego??, se pregunta el sutil Ulises.

Sutil es una atinada aclaración, porque de trucos burdos estamos cansados.

Por otro lado, este juego precisa de un lector atento, lúdico, pero este tema quedará para más adelante, cuando hablemos del Lector Ideal, según la visión de Umberto Eco.

Pero el estilo narrativo de Lost es más complejo que el método que usaban los griegos. El uso constante de flashbacks hace recordar a lo que Virginia Wolf llamó: ?el método de excavación de túneles?. Los túneles son conexiones entre el pasado y el hoy de un personaje. La escritora explicaba en su Diario que excavaba ?hermosas cavernas? detrás de sus personajes, formando una red de túneles que se interconectaban y salían a la luz cuando la historia lo necesitaba. Es un buen método: ?Con él narro el pasado a intervalos cuando lo necesito?, dijo la propia Virginia Woolf. Los guionistas de Lost no hacen otra cosa que recorrer los túneles detrás de los personajes, y uno descubre que muchas veces esos túneles se cruzan entre sí (se habían cruzado, para ser más preciso).

Como narradores, podemos valernos de los cambios temporales para establecer relaciones de causalidad entre sucesos muy distanciados en el tiempo. Pero repito: eso nos obliga a realizar un atento trabajo de orfebrería para hacer consistente la trama.

 

 Y una apostilla para este fin de artículo: en Lost, fuera de la isla, hay una mujer que espera el regreso de un hombre que salió a recorrer el mundo en velero.

?¿Cómo se llama? ?me pregunta Homero.

?Penélope.

?Me lo imaginaba ?se inmiscuye Zeus mientras acomoda las nubes.

 

1 ? Los guionistas de Lost han confesado que la principal influencia de la serie proviene del célebre comic Watchmen, de Alan Moore. Se pueden encontrar varias similitudes en la manera de desarrollar la trama: los constantes flashbacks, los viajes temporales de los personajes, etc.  Pese a esto, nos conviene recurrir a Umberto Eco, no como novelista, sino como clarificador del hecho narrativo.

 

2- Ed. Lumen  (ISBN: 84-264-1142-8).

También podemos encontrar este tema en la obra de Eco, Seis paseos por los bosques narrativos (Barcelona, Editorial Lumen, 1996. 160 pp. I
 
Publicado por Roberto Aranda a las 11:00