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Bailando en la cubierta del Titanic
Existen dos cosas infinitas en la naturaleza: el universo y
la estupidez humana, pero de la primera no estoy seguro.
Albert Einstein
Los que vivimos durante la segunda mitad del siglo XX, hemos asistido al
asombroso desarrollo de la ciencia y la tecnología y una parte, (los que tuvimos
suerte al nacer) estamos gozando de la explosión electrónica digital, que ni
siquiera nuestros padres hubieran soñado.
Sin embargo, es inocultable que sobre el futuro de nuestra "civilización" se
ciernen gravísimas amenazas.
A pesar de que la amenaza no puede ocultarse,
los medios nos bombardean a diario con el "slogan" del "desarrollo sustentable",
fogoneados por la gran mayoría de los políticos que nos gobiernan, votados por
mayorías inconscientes.
Estos políticos, en su mayoría con una cínica
concepción de las relaciones humanas y en general con una supina ignorancia del
mundo físico en que vivimos, y que ignoran en su generalidad las cuestiones
energéticas cruciales que enfrenta la humanidad, deberían escuchar a sus
asesores que conocen profundamente estos temas y que deberían informarles sobre
la situación. ¿O acaso guardan en un cajón los informes que deberían recibir? ¿O
acaso, no cuentan con los asesores con que deberían contar y se rodean de
"amigos"?
Según un criterio generalizado, la "cultura" no necesita de
conocimientos de física, química y matemática. Se pueden soslayar estos
conocimientos y ser un hombre "culto" con un barniz de conocimientos del derecho
y disciplinas humanísticas. También se puede alardear de conocimientos de
"pseudociencias" como la psicología para incursionar en temas sociales. Como
consecuencia, se tiene una flagrante contradicción: en un mundo dominado en
forma avasallante por la tecnología, los dirigentes ignoran cuestiones técnicas
básicas que gobiernan la economía.
Los científicos y técnólogos, conocen
perfectamente el rumbo catastrófico al que se encamina la humanidad de no frenar
este consumismo frenético. Ahora, la comunidad científica internacional está
clamando por acciones conducentes a evitar la catástrofe que ya no puede ponerse
en tela de juicio. La reunión del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate
Change) que se comenta más abajo, no dejó lugar a dudas.
En consecuencia,
los políticos con poder hacen oídos sordos del clamor de los científicos
auténticos y siguen enarbolando la bandera del "desarrollo sustentable". En
verdad, estos conceptos son antinómicos e incompatibles. Esto se demuestra por
el absurdo, hablando en lenguaje de los matemáticos. En efecto, "desarrollo"
debe leerse como "crecimiento" y "sustentable" debe traducirse como
"indefinido". "Desarrollo" es un concepto cualitativo, mientras que
"crecimiento" es un concepto cuantitativo. Astutas deformaciones del idioma, al
que nos tienen acostumbrados los que nos gobiernan, tergiversando el concepto
que expresan las palabras. En buen romance, se nos hace creer que la economía
puede crecer, y que además es necesario e imprescindible que crezca
indefinidamente. Esto por otra parte es imperativo, ya que cada vez somos
más.
Al mismo tiempo, en estas seudo-democracias, los votantes y los
parlamentos se encuentran constantemente ante la disyuntiva de tomar decisiones,
que aún suponiendo sean tomadas de buena fe (sin presiones de los factores de
poder, cosa que en general no ocurre), no pueden tener una opinión clara porque
carecen de la formación suficiente para ello. Un buen ejemplo es el futuro de la
energía nuclear.
La política se convierte cada vez más en un ejercicio de
evasión, ya que los políticos se cuidan mucho de decir aquello que los votantes
no quieren oír.
Supongamos que la economía crece un 4% anual acumulativo.
Esto significa que en una década el PBI (Producto Bruto Interno) crece un 48%.
Si el crecimiento es del 10% anual, en 10 años el PBI crece el 160%. Este es el
increíble caso de China, que incluso ha superado esos valores.
Sabemos,
aunque existe una controversia entre los economistas, que hay una correlación
entre el crecimiento del PBI y el consumo de energía. Pero no entremos en esa
discusión.