Otra versión dice que al salir del departamento Junior fue
quien subió a la moto y, a toda velocidad -para que los custodios no pudieran
alcanzarlo-, se dirigió hacia el departamento de Patricia Sarán, una ex modelo a
cuyo novio se le atribuían conexiones con el narcotráfico. Fue el rastreo de las
llamadas telefónicas que Junior hizo desde su Movicom lo que, dice esta versión,
puso la mira en el departamento (y acaso el cuerpo) de la modelo. Dicen que
Sarán le confesó a un policía que Junior había pasado un rato por su
departamento esa mañana.
El helicóptero estaba estacionado a unos treinta metros de la
residencia. Desde hacía dos meses lo dejaba estacionado en la pileta cerca de la
casa, al lado del chalet presidencial. Junior y Lucho sacaron las cosas del auto
y las pusieron en el helicóptero. Junior desató las aspas y se despidió del
amigo, que guardó la moto en la cochera. Antes de subir al helicóptero, Junior
volvió caminando hacia la residencia.
No quedó claro, en su testimonio ante el juez, si Lucho lo vio
entrar o no, ni si estaba o no en la residencia el presidente Menem; lo cierto
es que Junior subió al aparato, lo encendió y voló a Don Torcuato para cargar
combustible y recoger a Silvio Oltra. Mientras estaba llegando avisó por el
celular a Perla, que ya andaba por el kilómetro 60 o 90 de la ruta 9, que iba a
hacer esa parada. Una duda lo asaltó en ese momento a Junior: ¿tenía Perla los
cascos Shoi que precisaban para la carrera?
No quedó claro, en el relato de Perla ante el juez, qué camino
recorrieron esos cascos de Junior y Oltra. Primero dice que los custodios del
Spirit blanco los pasaron a buscar por el taller Competición, en la calle Dardo
Rocha, en San Isidro; dice luego que fueron Barcelona y él quienes los cargaron
en la camioneta hasta el kilómetro 190 de la ruta 9, y que allí, demorados por
un pinchazo, se los dieron a los hombres del Spirit blanco para que éstos los
llevaran a tiempo -es decir a las doce- a Rosario.