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La puesta. El tiempo en que trabajaron juntos bajo el encanto de Chejov. ¡Alimento bueno para el espíritu! ¡Le había hecho tanto bien! Los días del Puro Teatro. Cuando aún nada, ni siquiera los roles, habían sido definidos por completo. La evocación no iba más allá de los primeros ensayos en la Galería; lo llenaba de alegría suficiente como para olvidar las imágenes horribles llegadas de Nueva York.
Sentados con una butaca de por medio en la tercera fila, un día él y Max habían conversado la posibilidad de incorporar un escenógrafo varón al elenco de muchachas. Era un conocido de Max que había quedado enamorado de Chejov desde que le viera representar, a él, el papel del estudiante Trofímov. Luciano también deseaba que Max volviera a ponerse esa piel y desvió la charla cortésmente hacia las peculiaridades que adopta el idioma de una Obra cuando es pronunciado por varios personajes.
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Consiga Quién, que no era yo, te había marcado el cuello de esa forma de Alejandro Margulis en esta página.
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Está viendo un extracto de la siguiente obra:
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Quién, que no era yo, te había marcado el cuello de esa forma
de Alejandro Margulis
ediciones Voyeur
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