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Ignoraba
por completo cuál sería su misión. Dedujo que debía relacionarse con la guerra
de su país contra el comunismo: la mayoría de sus misiones habían tenido ese
propósito. También sabía que apropiarse de México sería un botín muy apreciado
por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), ya que era un país que
además de contar con abundantes reservas de petróleo y de otros recursos
naturales constituía un excelente punto estratégico por sus 3115 kilómetros de
frontera territorial con el enemigo, ideal para construir una amplia red de
bases aéreas, sistemas de defensa antimisiles y silos donde emplazar misiles
balísticos con ojivas nucleares.
La
Unión Soviética consideraba que México tenía las condiciones idóneas para poner
en marcha una serie de avances técnicos que en ese momento desarrollaba, como
nuevos propulsores de combustible sólido y lanzamisiles fijos y móviles más
firmes, así como submarinos con capacidad para ocho misiles balísticos equipados
con cabezas nucleares que alcanzaban objetivos en un radio de mil a dos mil
millas náuticas, por lo que el litoral mexicano sería ideal para sus misiones, y
el gobierno estadounidense lo sabía. De ahí el gran temor de Estados Unidos a
una subversión comunista en la frontera sur. Un temor bien fundamentado por los
antecedentes de la red de espionaje montada en territorio estadounidense por el
espía soviético Anatoli A. Yakovlev, quien logró extraer secretos atómicos con
el apoyo de ciudadanos ambiciosos o resentidos como Harry Gold, Howard
Greenglass, Ethel y Julius Rosenberg, Klaus Fuchs y otros, lo cual generó toda
una era de sospechas. Joseph McCarthy, el senador republicano por Wisconsin,
quien dio su nombre a la «cacería de brujas», decía que eran «los enemigos en la
boca» los responsables de socavar la fuerza de Estados Unidos en una nueva
guerra que no podría terminar «excepto con la victoria o muerte de esta
civilización». Así pues, el macartismo surge para persuadir a los
estadounidenses de que estaban «en guerra». Tenían que apoyarse en reservas de
moralismo. Convencerse de que la lucha no sólo era entre Estados Unidos y la
Unión Soviética, sino entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto. Para
él sería un trabajo más al margen de implicaciones políticas o
sociales.
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Consiga La CIA en Tlatelolco de Manuel Calleros Pavón en esta página.
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