OCTAVA PARTE
I
Pasaron casi dos meses y el veranillo iba ya por su mitad. Sólo
hasta entonces Sergio Ivanovich no se decidió a salir de Moscú.
En su vida, durante aquel tiempo, se habían producido varias
novedades. Hacía un año que, tras seis de trabajo, había terminado su libro
titulado Ensayo de una descripción de las bases y regímenes gubernamentales de
Rusia y de Europa. El prefacio y algunos fragmentos habían sido publicados ya en
revistas, y los pasajes más importantes se los había leído a la gente de su
círculo. De modo que los conceptos contenidos en la obra no eran una novedad
absoluta para el público; pero, con todo, Sergio Ivanovich esperaba que la
aparición de su obra despertase un gran interés y que, aunque no originase una
revolución en la ciencia, produjese, al menos, sensación en el ambiente
intelectual.
Hacía un año que después de un minucioso repaso, el libro había
sido editado y enviado a las librerías.
Aunque no preguntaba a nadie nada sobre su obra, aunque
contestaba con fingida indiferencia a las preguntas de sus an-igos acerca de
ella, y ni siquiera interrogaba a los libreros sobre la marcha de la venta,
Sergio Ivanovich seguía con atención las impresiones que su libro despertara en
sociedad y en el mundo literario.
Pero pasaron una, dos y tres semanas sin que advirtiese
impresión alguna en la gente.
Sus amigos, los especialistas y los sabios hablaban en
ocasiones de su obra, evidentemente por cortesía. Sus demás conocidos, nada
interesados por el contenido de un libro científico, no le preguntaban nunca por
él.