Desde el ámbito empírico, se aprovecha la oportunidad que Asia Central brinda
al especialista de la política internacional de indagar regionalmente uno de los
temas más sensibles de la agenda global, el fenómeno del terrorismo
internacional, muy poco considerado en relación con el área. El análisis se
focaliza, específicamente, en lo que en el estudio se denomina Mini-Complejo
Regional de Seguridad, formado por Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán. La
elección de estas repúblicas obedece, además de su condición geoestratégica y la
permeabilidad de sus fronteras, al hecho, como afirma el autor, de que sus
problemas de seguridad no pueden ser razonablemente analizados o resueltos por
separado (aludiendo a los "procesos de securitización"). El escrito se centra en
la presencia de tres movimientos, el Partido de la Liberación Islámica,
Hizb ut-Tahrir al-Islami (HUT), el Movimiento Islámico de Uzbekistán
(MIU) y la Oposición Tayiko
Unida (OTU), en tanto que agentes no estatales con importantes
redes de cooperación transnacional. El HUT, el MIU y la OTU , son "diseccionados" desde la
dimensión histórica y cultural y desde la perspectiva de la política comparada
señalando las convergencias y las divergencias entre ellos, lo que fortalece el
trabajo. El intento de dar respuestas a cuestiones como ¿cuáles son las
circunstancias del auge y propagación del islamismo radical y del terrorismo
islamista en este Mini-Complejo?, ¿Qué políticas se formulan desde los gobiernos
para hacer frente a esta amenazas? ¿Cómo se encauza la cooperación
internacional?, introduce a la consideración de temas como el tipo de estado,
los condicionamientos socio-demográfico-ideológicos y las relaciones
multilaterales presentes en la región. Así, el autor señala la existencia de
estados débiles (en la línea difusa entre la pre-modernidad y la modernidad),
con regímenes autoritarios faltos del estado de derecho, con dualidad
gubernamental (la que proviene de las instituciones formales y de las informales
como los clanes), "reproductores de la agenda anti-terrorista" de los grandes
poderes internacionales y con ausencia de estructuras básicas, como marco
propicio para la actuación de movimientos radicales. Junto a la debilidad del
estado, la influencia e injerencia extranjera en la región, materializadas en la
llegada masiva de corrientes islámicas fundamentalistas y radicales y en el
apoyo que les brindan desde fuera otros países (Arabia Saudita, Pakistán, por
ejemplo), aparece como otro factor explicativo de peso para entender el
fenómeno. El papel de las potencias mundiales y regionales (Federación Rusa,
China, Estados Unidos) con capacidad de influencia ya sea a nivel bilateral o
desde el marco de las organizaciones internacionales (Organización de
Cooperación de Shangai, Organización del Tratado de Seguridad Colectiva,
Comunidad de Estados Independientes, etc.) en la lucha contra el terrorismo
ocupa un lugar significativo en el apartado destinado a abordar las políticas y
los instrumentos utilizados para hacer frente a las amenazas del radicalismo y
del terrorismo. En esa línea, la obra hace hincapié en destacar como ese tipo de
colaboración resulta "fructífera" tanto para los actores externos, que utilizan
esas políticas de seguridad en el marco de las organizaciones no solo para
combatir el terrorismo sino también el extremismo y el separatismo (casos ruso y
chino), como para las repúblicas centroasiáticas que les permite establecer un
regionalismo con distintos niveles, a "la carta" (asociándose con aquel
actor que en determinada coyuntura ofrezca seguridad y beneficios). Pero sin
duda, uno de los aportes más significativos del estudio es la clarificación
sobre la naturaleza y los objetivos de los tres movimientos considerados. Si
bien, como afirma Víctor Wilches, todos parten de los principios del Islam,
presentan diferencias sustanciales sobre el modelo de estado que desean
instaurar (estado islámico o califato el HUT y el MIU) y las vías para
alcanzarlo (pacífica el HUT, parlamentaria la
OTU , mediante la confrontación armada el MIU). Diferencias
indispensables para comprender la complicada realidad de la región.
A modo de valoración final, no se puede más que saludar la aparición de este
tipo de trabajos, que contribuye a la reflexión, a la consolidación y a la
enseñanza de los estudios sobre Asia Central.
Dra. Nora Sainz Gsell
Profesora Titular de Relaciones
Internacionales
Universitat Autònoma de Barcelona (UAB)
Investigadora del
Instituto Universitario de
Estudios Internacionales e Interculturales
(UAB)
Julio de 2007