ACTO PRIMERO
ESCENA I
DON DIEGO, SIMÓN
(Sale DON DIEGO de su cuarto. SIMÓN, que está
sentado en una silla, se levanta.)
DON DIEGO. - ¿No han venido todavía?
SIMÓN. - No, señor.
DON DIEGO. - Despacio la han tomado, por cierto.
SIMÓN. - Como su tía la quiere tanto,
según parece, y no la ha visto desde que la llevaron a Guadalajara
DON DIEGo. - Sí. Yo no digo que no la viese; pero con
media hora de visita y cuatro lágrimas, estaba concluido.
SIMÓN. - Ello también ha sido extraña
determinación la de estarse usted dos días enteros sin salir de la
posada. Cansa el leer, cansa el dormir... Y, sobre todo, cansa la mugre del
cuarto, las sillas desvencijadas, las estampas del hijo pródigo, el ruido
de campanillas y cascabeles y la conversación ronca de carromateros y
patanes. que no permiten un instante de quietud.