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–Entonces, deberemos continuar solos en procura de tu mundo ya que tú no puedes acompañarnos –concluyó Gabriel con cierto pesar. –Es cierto –dijo Prem–. La prohibición es para mí, no para ustedes. Aunque debo decir que ahora me siento más animado, ya que me brindáis la posibilidad de reducir mi pena. –¿Por qué? –preguntó Gabriel. –Pues porque puedo ofreceros mi servicio de teleaudiología remota. –Y eso significa... ¿qué? –dijo Axel. –Que soy capaz de escuchar a distancia. Algunos duendes gozamos de esa condición. Para conseguirlo, sólo deberéis concentraros en mí, decir “Prem”, y a partir de ahí recibiréis asistencia auditiva. Es decir que les diré qué hacer aunque no me vean. Además –agregó–, es una buena manera de mantenerme ocupado en este áspero lugar. –Es verdad –confirmaron lo jóvenes. Este lugar no es seguro. Necesitas refugiarte. ¿Tienes idea de dónde? –No se preocupen. Puedo borrar mis contornos y volverme translúcido, es una posibilidad que tenemos los duendes frente al peligro –Seguiremos adelante entonces –concluyeron los amigos–. No te olvides de nosotros, Prem. –No me olvidaré. –respondió. –¡Hasta pronto! –le dijeron. –¡Hasta pronto! –les contestó perdiéndose en la espesura. Gabriel y Axel retomaron la marcha, decididos a encontrar el lugar al que debían llegar: un claro del bosque. Allí, según los indicios del mago Elf, se encontrarían con alguien que les indicaría cómo continuar. Pero el bosque se hacía cada vez más tupido y parecía no tener fin. Caminaron con sus sentidos aguzados al máximo, cuando les pareció escuchar una carcajada y se detuvieron. Sobresaltados se agazaparon tratando de ubicar de dónde provenía. No les fue fácil localizarla. En ese tramo el follaje era muy denso y tuvieron que abrirse paso hasta descubrir que, cerca de ellos, sentado sobre una roca, un hombrecillo joven de aspecto tosco y gesto burlón, era quien había proferido la risotada. Salieron de su escondite y se acercaron a él con cautela. El pequeño hombrecito los miró con expresión de burla. –¿Quién eres? –preguntó Axel.
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