Solo en una ocasión y cursando el tercer año, Robinson dio
muestras de enojo e intentó trompearlo, pero el flaco Erasmo, mucho más ágil,
las esquivó y le propinó un par de puñetazos y las lógicas consecuencias fueron
que Erasmo se envalentonara mucho más y pasara a ser el líder indiscutido del
aula.
Donde la pasó bastante mejor, fue en el transcurso de los años
universitarios iniciado en 1997, con dieciochos años y medio, en el que cursó la
carrera de Ingeniero en Informática.
En esta Facultad, no tuvo mayores problemas, por cuanto esta clase
de estudios es prácticamente individual, ya que cada estudiante va eligiendo las
materias que quiere rendir, aparte de las obligatorias, con lo cual, es muy poca
la relación que puede haber entre los estudiantes, dada la diversidad de
materias y horarios de las mismas.
No obstante, los problemas los tuvo con los amigos y conocidos de
su propio barrio. Allí la amistad era más real y aunque todos lo llamaban con el
mote de "gordo", el trato era cariñoso y nunca en tono de sorna, salvo en
algunos momentos en que la ocasión daba para ello, pero no de modo agobiante,
debido a que por las mismas razones, a veces le tocaba el turno a un flaco, a un
lungo o a un petizo.
Para esa época, el físico de Robinson tuvo un inesperado estirón y
se le estilizó algo la figura y aunque seguía excedido de peso, ya no se notaba
tanto la gordura de antaño. Claro que esto no le hizo perder la timidez muy
cercana a la cobardía y que el apodo de "gordo" siguiera vigente.
Cursando el segundo año de la Facultad de Ingeniería y cerca de
cumplir los veinte años, tuvo ocasión de relacionarse sentimentalmente, con una
joven del barrio llamada Hersilia Bernés, de diecisiete años, una bonita rubia
de largos y lacios cabellos, aunque su silueta mostraba algún kilo de más, que
también era codiciada por otro muchacho del mismo barrio, hasta ese momento
amigo suyo, de nombre Tobías Segares, un morocho de veintiún años y de bastante
mal carácter y con el que comenzó uno de los mencionados problemas.
Transcurría la tarde del quince de agosto de 1998, cuando Tobías
encontró a Hersilia en la puerta de su casa.
- Hola, Hersilia... ¿Estabas por salir?
- No,... solo me asomé.
- Me contaron que el sábado pasado estuviste en casa de Robinson, festejando
su cumpleaños número veinte. ¿Es cierto eso?