elaleph.com
               
 
  Home   Biblioteca   Editorial   Librería        

Atreverse a Corregir

 

Pero antes entérense de una gran verdad, dicha con la exacta prosa de Pío Baroja:

Yo supongo que se puede ser sencillo y sincero, sin afectación y sin chabacanería, un poco gris, para que se destaquen los matices tenues; que se puede emplear un ritmo que vaya en consonancia con la vida actual, ligera y varia, y sin aspiración de solemnidad.

 

3. PRIMERO LO PRIMERO

  • Ser sencillo, ser sincero.
  • Escribir sin afectación ni vulgaridad.
  • Releer y pulir lo escrito.

Tres maneras de lograr que el lector nos siga leyendo.

Pero no es nada fácil.

En su libro Ser escritor, Abelardo Castillo, uno de nuestros más grandes narradores, cuenta una aleccionadora anécdota. Había escrito su opera prima a los diecisiete años, y se la llevó a Bosio Arnaes, un sabio profesor retirado, para pedirle opinión. El joven Abelardo leyó la primera línea de la historia…

“Por el sendero venía avanzando el viejecillo…”

…y Arnaes no lo dejó seguir; mirándolo con ojos de lechuzón, le disparó esta sarta de interrogantes:

¿Por qué “sendero” y no “camino”?, ¿por qué “avanzando” y no “caminando”?; en el caso de que dejáramos la palabra “sendero”, ¿por qué “el” viejecillo y no “un” viejecillo?, ya que aún no conocíamos al personaje; ¿por qué “viejecillo” y no “viejecito”, “viejito”, “anciano” o simplemente “viejo”? Y sobre todo: ¿Por qué no había escrito sencillamente que el viejecillo venía avanzando por el sendero, que es el orden lógico de la frase?

Cuando Abelardo, con confesada altanería, le contestó “Bueno, señor, porque ése es mi estilo”, el maestro respondió:

Antes de tener estilo, hay que aprender a escribir.

 

volver a página 5 - pasar a página 7


Leerlo Descargarlo Recomendarlo